Arte: escultura
Historia del arte I:
escultura.
La escultura (del
latín sculpere, esculpir) es una forma de expresión artística consistente en tallar,
moldear, esculpir o cincelar un material para crear una forma con volumen.
La escultura es
una disciplina de las bellas artes
que crea a través de la acción de esculpir sobre materiales sólidos una forma
tridimensional.
Una escultura, es
también, un sustantivo que indica el objeto creado por el artista escultor. Con
dicho trabajo, el escultor consigue expresar sus ideas ya sean estas
figurativas o abstractas, reflejando lo que alberga la mente del artista y su
habilidad técnica.
Socialmente, la
escultura puede tener usos y funciones muy diversas. Originalmente las
esculturas tenían una función
religiosa, para los rituales mágicos, los ritos funerarios, las
prácticas de culto, etc.
Posteriormente, también adquirió funciones políticas, para manifestar el poder de las monarquías, conservar la memoria de los pueblos, defender proyectos políticos. Otro uso de la escultura, que se volvió con el tiempo su función más común, es el estético, que busca representar la belleza o los ideales artísticos de una época, o bien crear objetos de carácter decorativo para interiores o exteriores.
Jeroglíficos:
el descubrimiento del enigma del Antiguo Egipto
Durante
muchos siglos, los jeroglíficos del Antiguo Egipto estuvieron
envueltos en misterio. Muchos expertos de todas las épocas intentaron
descifrarlos, pero nunca lo consiguieron.
¿Qué son los jeroglíficos?
Los jeroglíficos son el sistema de escritura que crearon los antiguos egipcios. Comenzaron a utilizarse sobre el año 3.000 antes del nacimiento de Jesucristo, es decir, hace unos 5000 años ¡Es una de las formas de escritura más antiguas del mundo!
La palabra “jeroglífico” viene del griego y significa “palabras sagradas talladas”.
La aparición de los jeroglíficos
Cuando
el ser humano aprendió a escribir dio uno de los pasos más grandes en la
historia de la humanidad.
El
hombre primitivo era capaz de pintar imágenes de la figura humana, objetos
y animales a los que daba caza, pero llegó un momento en que esto no fue
suficiente y necesitó desarrollar un sistema por el cual sus ideas, sus
conocimientos o cualquier dato importante de la vida cotidiana, quedaran
grabados en un soporte físico. En una palabra, tuvo que encontrar la
manera de trasladar el lenguaje hablado a un sistema duradero.
Los egipcios lo consiguieron de forma magistral ya que fueron capaces de inventar un sistema pictográfico, es decir, una hermosa escritura por medio de símbolos. Cada uno de ellos representa una imagen real de la vida cotidiana y la naturaleza.
Y es que a pesar de ser dibujos sencillos y algunos fáciles de reconocer, se trata de un sistema muy complejo de escribir y de comprender.
¿En
qué consistía?… Es cierto que algunas palabras son dibujos reales, es decir, si
querían escribir la palabra “pájaro”, dibujaban un pájaro, o si querían
escribir la palabra “ojo”, dibujaban un ojo.
A simple vista podría parecer fácil , pero muchas veces los combinaban entre sí de varias maneras para formar una palabra. Un ejemplo trasladado al castellano, para entendernos, sería dibujar un sol y un dado para formar la palabra “soldado”.
Tampoco
la forma de escribir era como la nuestra porque lo hacían formando filas
verticales u horizontales que se leían de izquierda a
derecha o de derecha a izquierda. El resultado era un entramado de imágenes agrupadas
de múltiples maneras.
Esto
es sólo una pequeña parte de cómo funcionaba la escritura jeroglífica.
¿Dónde se utilizaban los jeroglíficos?
Este
tipo de escritura era tan compleja que se utilizaba básicamente en los
monumentos, los muros de los templos y las tumbas, para contar historias como
hazañas de guerra o la vida de los faraones. En estos casos los símbolos se
esculpían sobre materiales duros como la piedra y a menudo se coloreaban. El
resultado era de una belleza increíble.
También
se utilizaron los jeroglíficos para escribir, con pincel y tinta, sobre
papiros o madera. En este caso los dibujos se hacían más sencillos y
esquemáticos para ir más rápido.
Con
el tiempo, fueron surgiendo nuevos tipos de escritura más simples para el día a
día y se reservó la bella escritura jeroglífica clásica para los grandes
monumentos religiosos.
Esta
tradición se mantuvo hasta el siglo IV de nuestra era y después los
egipcios abandonaron para siempre este sistema de escritura tan artística.
¿Quiénes escribían los jeroglíficos?
Es
muy importante tener en cuenta que, en el antiguo Egipto, casi nadie sabía leer
ni escribir. Era un privilegio que sólo tenía la gente poderosa, como los
miembros de la realeza, los sacerdotes y los escribas.
Los escribas eran
importantísimos en el Antiguo Egipto, pues se encargaban de escribir los
documentos del gobierno, clasificar informes relacionados con la economía del
país, etc. Como por sus manos pasaba mucha información secreta y valiosa, al
principio sólo podían ser personas de confianza del faraón.
El
cargo de escriba lo heredaban los hijos y se les enseñaba el oficio desde muy
pequeños. Aprendían historia, gramática y muchas otras materias, además de
lectura y escritura. Gracias a esta oportunidad, se convertían en hombres
cultos que recibían buen sueldo.
Con
el tiempo, se permitió también que niños de origen humilde pudieran prepararse
para ser buenos escribas en el futuro, algo que para sus padres era todo un
honor.
Los escribas usaban paletas de colores y escribían sobre el papiro con un pincel fabricado con un junco deshilachado en la punta. Trabajaban sentados en el suelo con las piernas cruzadas. Tenían que tener mucha precisión para que los jeroglíficos quedaran perfectos ¡Eran auténticos artistas!
El descubrimiento del enigma gracias a la piedra de Rosetta
Cuando
en el siglo IV dejaron de escribirse jeroglíficos se convirtieron en un
misterio porque su significado se perdió en la noche de los tiempos. La gente
se asombraba de su belleza, pero ya nadie, ni siquiera las personas más cultas,
sabía cómo descifrarlos.
A finales del siglo XVIII, el general francés Napoleón Bonaparte, al mando de miles de soldados, invadió Egipto. En la ciudad de Rosetta, durante el verano de 1799, unos miembros de su ejército estaban cavando una trinchera. De repente, un soldado tropezó con una extraña piedra que le llamó la atención. La desenterraron y descubrieron que se trataba de una roca pulida de granito oscuro, de más de un metro de altura, que tenía grabado un texto, dividido en tres partes. Cada parte estaba escrita en un idioma distinto: la primera estaba formada por jeroglíficos, la segunda estaba en egipcio demótico y por suerte, la tercera en griego.
¿Por
qué por suerte? Pues porque el griego antiguo sí era un idioma conocido que se
podía traducir sin problema. Un grupo de sabios se dio cuenta de que la
piedra de Rosetta era un hallazgo importantísimo y de que, en realidad, se
trataba del mismo texto escrito en tres lenguajes distintos.
Jean
– François Champollion, un historiador francés especializado en cultura
egipcia, dedicó más de veinte años de su vida a comparar los tres textos y al
final, logró descifrar el significado de los jeroglíficos que tantos años había
permanecido oculto.
Fue
en 1822 y se cuenta que en el momento que lo consiguió, salió corriendo a casa
de su hermano, le dijo: “¡Ya lo tengo!”, y se desmayó. Estaba tan agotado y
emocionado, que por lo visto se metió cinco días en la cama hasta que se
recuperó del impacto.
Una
curiosidad: Champollion nunca llegó a ver la piedra de Rosetta pues ésta se
llevó a Londres en 1802 y se guardó en el Museo Británico. Para poder
desentrañar los jeroglíficos, tuvo que conformarse con una copia en papel que
se hizo untando de tinta la piedra, a modo de calco.
¿Por qué
el Moisés de Miguel Ángel tiene cuernos?
Miguel Ángel Buonarroti, genio del Renacimiento
Miguel
Ángel Buonarroti es uno de los genios del Arte de todos los tiempos y la
gran figura del Renacimiento italiano. Nació en 1475 en Caprese aunque pasó su
infancia en Florencia. Desde muy pequeño supo que quería ser artista. A su
padre esta idea no le gustaba demasiado pero al final cedió y le permitió
entrar como aprendiz en un prestigioso taller de pintura. Miguel Ángel tenía
por aquel entonces 13 años y en seguida demostró ser un extraordinario pintor y
dibujante.
Por aquel entonces la ciudad estaba gobernada por Lorenzo de Médici,
un hombre poderoso y tan amante del arte, que creó una escuela donde los jóvenes con más talento podían aprender a esculpir.Con 14 años, Miguel Ángel tuvo la oportunidad de entrar en ella y, durante unos años, rodearse de grandes artistas y de las personas más cultas de la época. Rápidamente se convirtió en uno de los artistas más admirados de su tiempo, gracias a obras maestras como su famosísimo David.
A
Miguel Ángel le encargan el Moisés
Siendo
un joven de 30 años, el papa Julio II le pide que viaje a Roma para
hacerle un encargo muy importante: quiere que diseñe y realice su tumba.
Se
trataba de un gran monumento fúnebre con más de cuarenta estatuas y como es
lógico, Miguel Ángel se entusiasmó. No había duda de que era un artista muy
completo y superdotado para la pintura y la arquitectura, pero él se sentía
sobre todo escultor. Amaba tallar la piedra y para él, poder realizar el
grandioso monumento fúnebre para un personaje tan importante, era una
gran oportunidad.
Desgraciadamente
por falta de dinero y otros muchos problemas, este ambicioso proyecto no se
pudo realizar y Miguel Ángel sólo llegó a crear algunas de las esculturas para
un monumento final mucho más pequeño, entre ellas el Moisés, que terminó en
1515.
¿Quién es Moisés?
Moisés es
un importante personaje de la Biblia, un libro muy antiguo de la religión
cristiana donde se cuenta la historia de una nación llamada Israel.
Según
dicen los textos de la Biblia, en la época de los faraones, muchos israelitas
vivían como esclavos en Egipto. Moisés fue el encargado de ayudarles a huir de
allí y llevarles a una nueva tierra donde pudieran ser libres. Cuenta la
historia que un día, durante la huida, Dios pidió a Moisés que subiera a una
montaña para entregarle unas tablas donde debía escribir Diez Mandamientos, es
decir, diez normas que el pueblo de Israel debía cumplir. Una de las más
importantes, era que sólo podían adorarle a él, el único Dios. Moisés escuchó a
Dios y obedeció. Cuando regresó de la montaña y quiso contar a todos esas
nuevas reglas, encontró que el pueblo había fundido metales preciosos y
con ellos había construido un becerro de oro al que estaban adorando. Moisés se
puso tan furioso, que lanzó las tablas sobre la estatua y la destruyó.
¿Qué nos cuenta el Moisés de Miguel Ángel?
Cuando un artista crea una escultura, decide qué es lo que quiere representar. Miguel Ángel podía haber creado un Moisés pensativo, o paseando, o leyendo… pero no fue así. Cuando esculpió su famoso Moisés, el gran genio eligió ejecutar justo el momento en que baja de la montaña y descubre a su pueblo adorando al becerro de oro, el momento exacto en que entra en cólera y está a punto de levantarse para lanzar con furia las Tablas de la Ley. Si se fijan bien verán que las lleva bajo su brazo derecho. Todo su cuerpo está en tensión y su cara refleja la ira y el enfado que siente en ese momento ¡Su mirada es tan penetrante que casi asusta!
Este
efecto lo consiguió Miguel Ángel gracias a su increíble dominio de la técnica.
A pesar de trabajar un material tan duro como el mármol, fue capaz de dar forma
a la figura y crear diferentes texturas para cada parte. Observa cómo el
aspecto de la piedra es distinto para la espesa barba que para los pliegues de
la ropa o para la piel de su cuerpo. Consiguió un naturalismo tan asombroso que
hasta se le notan las venas, el mismísimo Miguel Ángel cuando la terminó se
quedó observándola y le gritó: “¡Ahora, Habla!”. Ciertamente, la escultura es
tan real que parece que sólo le falta la voz.
¿Por qué tiene cuernos?
La
Biblia original se escribió en hebreo. En el siglo IV, San Jerónimo fue el
primero en traducirla al latín para que todos los cristianos pudieran
entenderla.
En
ella se podía leer que cuando Moisés se encontró con Dios en la montaña, “de su
rostro salían rayos de luz”. Se cree que al traducir esta frase, San Jerónimo
cometió el error de pensar que significaba “su rostro tenía cuernos”, y así lo
escribió. A partir de entonces y durante muchos siglos, muchos artistas, cuando
pintaban o esculpían la figura de Moisés, le ponían unos cuernecillos en la
cabeza. Miguel Ángel fue uno de ellos. En aquellos tiempos a nadie le extrañó
ni le pareció mal ya que los cuernos eran símbolo de poder y grandeza.
Se encuentra en la Basílica de San Pietro In Vincoli en Roma
¿Dónde
está la nariz de la esfinge de Guiza?
La
esfinge de Guiza es una enorme escultura que representa un ser de la
mitología egipcia.
¿Cuál es la edad de la esfinge de Guiza?
La esfinge de Guiza se encuentra muy cerca del Río Nilo, en Egipto, a pocos kilómetros de su capital, El Cairo.
No se sabe con seguridad cuándo fue esculpida. Según muchos expertos fue hace unos 4500 años, durante la época de mayor esplendor del Antiguo Egipto. Como se encuentra muy cerca de la pirámide que mandó levantar el faraón Kefrén, piensan que fue él quien también decidió construir la esfinge para que fuera algo así como una gran guardiana de su pirámide.
Otros
historiadores creen que la esfinge es mucho más antigua que las tres
pirámides egipcias más famosas e
importantes: Keops, Kefrén y Micerino. De hecho calculan
que podría ser una viejecita que tiene ahora unos 10000 años de
antigüedad.
¿Cómo
es la Gran Esfinge?
Está
formada por dos partes muy diferentes: una cabeza humana, que
representa la inteligencia, y el cuerpo de un león tumbado, símbolo de
fuerza y realeza.
Su posición no parece casual: está colocada mirando hacia el Este, que es por donde sale el sol cada mañana.
La
esfinge de Guiza fue tallada en una gran roca. Tiene una altura de 20
metros, que es más o menos lo que mide un edificio de 6 plantas ¡y cada oreja
es tan alta como un niño de diez años!
Como
fue construida en piedra caliza, el viento, el agua, la humedad y la
arena fueron desgastándola poco a poco a lo largo de los siglos. Es por eso que
hoy en día vemos que muchas de sus partes no tienen forma y otras se han
perdido. Más tarde, el viento provocó que la arena del desierto la
sepultara.
Durante siglos sólo podía verse su cabeza, pero a finales del siglo XIX se desenterró completamente y su cuerpo quedó al descubierto. Aunque hoy en día cuesta imaginarla de otra manera es muy probable que al principio estuviera pintada en vivos colores como el rojo, el azul y el amarillo.
Actualmente, muchas partes de esta gigantesca escultura se siguen desmenuzando por efecto de la erosión, así que necesita continuos trabajos de restauración para evitar que se derrumbe.
Pero… ¿Dónde está su nariz?
Durante
un tiempo se dijo que había sido destruida por los cañonazos del ejército del
emperador francés Napoleón, pero se comprobó que se trataba de una falsa
leyenda popular.
¿Cómo
se demostró que esa historia no era verdad? Pues porque se encontraron los
dibujos que un explorador hizo de la esfinge antes de que Napoleón naciera y en
ellos ¡la esfinge ya aparece sin nariz! Esto descarta a Napoleón y a su
ejército como culpables del destrozo. La realidad es que a día de hoy no se
sabe dónde está ni cómo desapareció.
La barba de la esfinge también se desprendió, pero una parte se encontró durante unas excavaciones arqueológicas y ahora se conserva en el Museo Británico de Londres.
Aún
hay muchos misterios sin resolver en torno a esta gran obra. No se sabe ni
quién mandó construirla, ni quién fue el
responsable de las obras, ni cuándo se hizo… Por si esto fuera poco, en las
últimas décadas se ha descubierto que, ocultos en su interior, existen
pasadizos subterráneos e intrigantes cámaras secretas.
¿Por qué
a Nefertiti le falta un ojo?
¿Quién
fue Nefertiti?
Para saber quién es Nefertiti y qué representó para su época, tenemos que remontarnos a una de las más grandes civilizaciones del pasado: el Antiguo Egipto, que se desarrolló a orillas del río Nilo desde el año 3.000 a.C. hasta el año 31 a.C. cuando fue conquistado por el poderoso Imperio Romano.
La civilización
egipcia dejó una enorme huella en la historia de la Humanidad en campos
como las matemáticas, la ingeniería o la medicina. En cuanto a su legado
cultural y artístico, es impresionante y todavía está lleno de enigmas. Es
imposible no quedarse boquiabierto ante las fabulosas pirámides, la gigantesca
Esfinge de Guiza o los maravillosos y complejos jeroglíficos.
Durante
sus 3.000 años de historia, Egipto estuvo gobernado por diferentes reyes que
acumulaban todo el poder y eran considerados divinos por su pueblo: los
faraones.
Nefertiti
fue, por tanto, reina de Egipto. Todo apunta a que su gran personalidad la hizo
brillar con luz propia durante su reinado y que llegó a tener mucho poder
político y religioso. Resumiendo, mandaba casi tanto como el faraón, algo que
por aquella época, era excepcional. Incluso se
referían a ella como la diosa Nefertiti.
¿Cómo fue la época en que vivió la reina Nefertiti?
Amenofis
IV no era precisamente un hombre vago y sin inquietudes, sino todo lo
contrario. Destacó por ser un faraón revolucionario e innovador que hizo
grandes reformas durante los 18 años que gobernó. Su mujer Nefertiti le
apoyó en todas sus decisiones.
Para
empezar, hizo cambios religiosos que fueron muy polémicos. Sus súbditos
adoraban a muchos dioses pero sobre todo a uno, el gran dios Amón. Poco
después de subir al trono, Amenofis IV decidió que a partir de ese momento,
sería el dios Atón el más importante de todos.
Acto
seguido y en honor a él, mandó construir una nueva ciudad en medio del desierto
a la que llamó Ajetatón (El horizonte de Atón), hoy conocida como
Amarna.
En
un lugar donde no había nada, miles de personas trabajaron sin descanso para
levantar el nuevo palacio real, nuevas casas, nuevos templos… ¡Una nueva ciudad
partiendo de cero!
Cuando
todo estuvo más o menos listo, el faraón la convirtió en la capital del reino y
se trasladó a vivir allí con toda su familia y la corte real. Por si esto fuera
poco, decidió cambiar su propio nombre, Amenofis IV, por el de Akenatón
que significa “útil a Atón”.
Pero
hubo más cambios. A nivel artístico, también se empeñó en romper con el pasado
e introducir novedades ¡Vamos a ver qué hizo con la escultura!
¿Qué reforma hizo el faraón Amenofis IV en el mundo del Arte?
Desde tiempos inmemoriales, cuando los faraones encargaban una escultura de sí mismos, exigían ser representados siempre jóvenes y fuertes (aunque no lo fueran), mirando al frente, rígidos y sin mostrar emociones. Fíjense en las fotografías de los faraones Ramsés II y Micerinos
A Amenofis
IV decidió acabar con esa tradición de tantos siglos. Ordenó a los
escultores que trabajaban a su servicio que cambiaran completamente de estilo.
En lo sucesivo, tanto él como su familia, debían aparecer de manera más
realista y natural. Pensaba que si tenían defectos físicos, no había ninguna
razón para ocultarlos, y de hecho, incluso se exageran un poco.
Por eso, sus estatuas lo representan parecido a cómo era: un hombre de cara demasiado alargada, nariz interminable, mentón prominente, y barriga un poco fofa.
Nefertiti
significa “la belleza ha llegado”. El busto que ves nos la muestra en el mejor
momento de su vida y refleja lo hermosa que era en la realidad.
El busto de Nefertiti
El
busto está realizado en piedra caliza. El escultor fue tallando las diferentes
partes de la cara, y cuando terminó, lo recubrió con varias capas de estuco,
que es como una masa de yeso que se puede pulir y permite para dar un mejor
acabado a las formas. Por último, lo pintó.
¿Cómo era Nefertiti físicamente? Como puedes observar tiene unos rasgos finos, la piel delicada y un largo cuello que la dotan de una gran elegancia. Su rostro parece bronceado y se notan incluso los tendones en la zona de la garganta. Esboza una ligera sonrisa y su cabeza sostiene una alta y estilizada corona azul que originalmente llevaba en la parte frontal el emblema de una cobra.
¿Por
qué a Nefertiti le falta un ojo?
Al
principio, los arqueólogos que la encontraron supusieron que se había
desprendido y pusieron todo su empeño en recuperarlo. Desgraciadamente, el ojo
de cuarzo no apareció.
Otra posibilidad, es que en vida hubiera perdido el ojo, pero esta teoría se descartó porque existen otras esculturas y relieves de ella y sólo en este caso aparece sin él.
Con
el tiempo, los investigadores comprobaron que la cavidad donde debía ir
incrustado estaba muy lisa y no había en ella ni rastro de pegamento, que por
aquella época solía ser cera de abejas. Esto resultaba muy extraño, pues
significaba que el ojo no se había extraviado, sino que jamás había sido puesto
en la cara de la reina.
No
se sabe con seguridad, pero muchos opinan que el escultor hizo este busto para
que sus trabajadores y alumnos supieran cómo era la reina y pudieran copiar su
cara en otras estatuas suyas. Es decir, era un modelo que quizá el
maestro escultor dejó inacabado a propósito para que sus alumnos, de paso,
pudieran recibir “clases prácticas” para aprender cómo se insertaban los ojos
en las cuencas.
Por
otra parte, cuesta pensar que una imagen tan bella y tan excepcional sirviera
simplemente para esta función ¡El misterio todavía no está del todo resuelto!
¿Qué fue de la reina Nefertiti?
No se sabe qué sucedió, pero cuando el faraón llevaba 12 años en el poder, su mujer Nefertiti dejó de aparecer en documentos, esculturas y relieves dela época
Quizá
falleció joven, quizá se fue de palacio por alguna razón desconocida… Hoy por
hoy, el destino de esta hermosa mujer sigue siendo un enigma que se pierde en
la noche de los tiempos.
La ciudad abandonada
Las
reformas y cambios de Amenofis IV duraron muy poco. En cuanto falleció le
sucedió durante unos meses un nuevo faraón y después, el famoso Tutankamón
mandó regresar a la corte a Tebas (la antigua capital) y restauró el
culto al dios Amón. Poco a poco, las representaciones artísticas de los
faraones volvieron a ser como antes.
Ajetatón
(Amarna) fue abandonada para siempre y cayó en el olvido.
¿Dónde se encontró el busto de Nefertiti?
En 1912 un egiptólogo alemán llamado Ludwig Borchardt dirigió unas excavaciones arqueológicas en las ruinas de la ciudad de Ajetatón (Amarna).
Para
su sorpresa, encontraron los restos de una casa repleta de figuras y cabezas
esculpidas en piedra de miembros de la familia real de Ajenatón. Gracias a una
inscripción, llegaron a la conclusión de que se trataba del antiguo taller de
un maestro escultor llamado Tutmose, el artista favorito del faraón
Amenofis IV (Akenatón).
Enterrado
entre todas estas piezas de gran valor, apareció el busto de Nefertiti.
La identificaron rápidamente por la corona azul que, como reina, sólo
ella lució.
El
busto de Nefertiti se exhibe en el Museo Egipcio de Berlín (Alemania)
¿Qué
misterios encierran los Moáis de la isla de Pascua?
En
pleno océano Pacífico existe un conjunto de miles de islas que forman
la región de la Polinesia. Una de esas islas, que antiguamente se llamaba
Rapa Nui y hoy en día se conoce como la Isla de Pascua, es mundialmente
famosa por unas intrigantes esculturas que pueblan todo su territorio:
los moáis.
No se sabe con seguridad, pero parece ser que la Isla de Pascua estaba despoblada hasta que, entre los siglos VI y VIII de nuestra era, un grupo de personas de otra isla de la Polinesia desembarcó en ella.
Cuando
después del arriesgado viaje los aventureros navegantes comprobaron que era un
sitio adecuado y se podía vivir allí gracias a la pesca y a los recursos
naturales, decidieron quedarse.
Se
organizaron en tribus, y cada tribu, ocupó una zona. Pronto empezaron a
construir viviendas, a cultivar la tierra y a formar poblados. Con el tiempo,
comenzó la construcción de los enigmáticos moáis.
Esta nueva sociedad será también conocida a partir de entonces con el nombre Rapa Nui.
¿Qué son los moáis?
Moái significa “Rostro viviente de los antepasados?. Los indígenas de la etnia Rapa Nui creían que las personas más importantes, sabias y valientes de su comunidad, tenían poderes sobrenaturales después de muertas. Por eso, si por ejemplo, fallecía el jefe de la tribu, construían una estatua en su honor convencidos de que de esta manera seguiría amparando a su pueblo.Los
misteriosos moáis, por tanto, son estatuas de los antepasados que, como si
fueran guardianes de la isla, clavan su mirada en el infinito y extienden su
poder de protección sobre los habitantes de su propia comunidad.
¿Son iguales todos los moáis?
Los
primeros que se construyeron son más pequeños, de cabeza redonda y cuerpo
regordete. El moái de la fotografía es el más antiguo de todos y, curiosamente,
el único de los que se han encontrado hasta ahora que no está de pie, sino
arrodillado.
Con
el paso del tiempo fueron adquiriendo un aspecto más estilizado, formas más
rectas, grandes orejas y nariz larga y picuda, tal y como aparecen en la imagen
de la derecha.
Aunque
a simple vista todas las estatuas nos resultan idénticas, lo cierto es que no
hay ninguna igual que otra. Como cada moái representa a alguien que existió de
verdad, trataron de personalizar un poco los rasgos y decorarlos con dibujos e
inscripciones diferentes. La mayoría tienen cuerpo de hombre, pero parece ser
que algunos personifican mujeres.
Si se fijan verás que muchos moáis llevan sobre la cabeza una especie de cilindro
realizado también en piedra. Se llama “pukao” y se cree que es un moño (o quizá
un sombrero) que usaban los Rapa Nui.
¿Cómo se construyeron los moáis?
Aún
es un misterio saber cómo se construyeron estas inmensas esculturas. Su tamaño
medio es de unos cuatro o cinco metros de altura, pero las hay de diez metros
y…
La
mayoría de los moáis fueron construidos con la piedra extraída del cráter de
uno de los tres volcanes extinguidos de la isla llamado Rano Raraku. Los
trabajadores no transportaban los bloques de piedra a ningún lugar para hacer
las esculturas, sino que las fabricaban allí mismo, en la ladera del volcán.
¿Cómo
lo hacían? Se trataba de una misión compleja y tardaban meses en
llevarla a cabo.
Primero
elegían una enorme piedra y empezaban a tallarla por la parte frontal, es
decir, la de la cara. Cuando ya estaba esculpida, se dedicaban a quitar piedra
de la espalda hasta que la estatua quedaba desprendida de la roca.
Finalizada
esta operación, la empujaban montaña abajo e iba a parar a un agujero que
habían hecho previamente en la tierra y que les permitía ponerla en pie.
Entonces, terminaban de tallar la espalda y el moái quedaba listo para
trasladarlo a su destino final.
Si pesaban toneladas ¿cómo los movían?
A
los pies del volcán había cuatro caminos que conectaban con diferentes zonas de
la isla y escogían uno para llevar al moái al lugar donde iba a ser
expuesto ¡La distancia podía ser de bastantes kilómetros!
Hay
muchas dudas sobre cómo consiguieron transportar esas enormes moles de piedra
sin morir en el intento. Algunos estudiosos piensan que las colocaban sobre una
especie de trineo hecho con troncos. Otros, en cambio, creen que ataban la
cabeza de las estatuas con cuerdas y varios grupos de hombres iban tirando de
ella por los lados, de tal manera que daría la sensación de que el moái iba
caminando.
La
imagen, que tiene algo de fantasmal, sería más o menos así:
Una
vez que, tras muchísimo esfuerzo, conseguían llegar al destino elegido,
colocaban el moái sobre una especie de base o plataforma que construían sobre
la tierra, al que llamaban Ahu. Tampoco se sabe a ciencia cierta cómo
conseguían levantar el moái para ponerlo sobre el Ahu. Lo más probable es que
fueran creando una especie de rampa a base de meter piedras debajo de él,
hasta levantarlo.
¡Los moái cobran vida!
Para los indígenas, las estatuas no tenían ningún poder mágico hasta el momento en que les colocaban los ojos, fabricados con coral blanco y rocas volcánicas en tonos rojos y negros. Una vez incrustados, adquirían la cualidad mágica de proteger y se daban por terminadas.Desgraciadamente,
sólo un moái que se encuentra en el Museo Antropológico de Hanga Roa, el
pueblo más importante de la Isla de Pascua, conserva los ojos originales. El
que ves en la fotografía al aire libre es un moái restaurado para que todos
podamos conocer cómo era su aspecto original.
¿Durante cuánto tiempo se construyeron moáis?
Se
cree que los más antiguos son del siglo VIII de nuestra era y que durante
cientos de años continuó la tradición. Pero sucedió que, desgraciadamente, en
torno al siglo XV empezó a haber graves conflictos entre las tribus de la
isla por la escasez de árboles y alimentos. Muchos de ellos acabaron en guerras
en las que se destruyeron muchos moáis.
También
se piensa que llegó un momento en que la población, harta de pasar hambre, dejó
de creer que los seres de piedra tenían poderes y decidieron acabar con ellos.
La
triste realidad es que, por unas cosas u otras, todos los moáis fueron
derribados. De los casi 900 que se encontraron en la isla, los que hoy en día
están en pie es porque fueron restaurados y colocados de nuevo en su lugar.
También hay muchos que quedaron a medio hacer en las canteras o abandonados, no
se sabe por qué, cuando eran transportados a sus ahu.
El misterio de las cabezas
Una
de las cosas que más impactan cuando se recorre la isla es ver una serie de
gigantescas cabezas de piedra clavadas en el suelo. Hasta hace poco no se sabía
a ciencia cierta por qué unos moáis eran de cuerpo entero y otros no.
Hace
varios años se realizó una excavación y se desenterraron dos de ellas. Los
arqueólogos confirmaron sus sospechas: en realidad no eran esculturas de
cabezas, sino que la tierra escondía cuerpos de varios metros de longitud,
también decorados con relieves e inscripciones en la espalda.
A
día de hoy todavía quedan muchas cosas interesantes por descubrir sobre la
cultura Rapa Nui. Seguro que con el tiempo los investigadores irán revelando
nuevos datos que nos permitirán descubrir e imaginar con más exactitud, cómo
era la vida en la recóndita y misteriosa isla de Pascua.
El
vídeo cuenta en imágenes y de manera aproximada cómo se construía y trasladaba
un moái?!
El
vídeo cuenta en imágenes y de manera aproximada cómo se construía y trasladaba
un moái?!
Datos y curiosidades del Discóbolo de Mirón
El Discóbolo es
una de las esculturas más famosas y representativas de la Antigüedad por su
originalidad y belleza.
¿Qué
significa Discóbolo?
En
la Grecia antigua uno de los deportes más aclamados e importantes que
se practicaban era el lanzamiento de disco. A los atletas de esta especialidad
deportiva se les llamaba discóbolos. Discóbolo, por tanto, significa lanzador
de disco.
¿Quién esculpió el Discóbolo?
El
Discóbolo es obra de Mirón de Eleuteras, un escultor griego que vivió en
el siglo V antes del nacimiento de Cristo. Fue famoso en vida por su talento y
admirado sobre todo por sus esculturas de atletas.
Mirón
esculpió el Discóbolo en el año 450 a.C. y lo hizo en bronce. El
famoso Discóbolo no parece hecho en bronce, sino en piedra… ¡Esto tiene una
explicación!
El
Discóbolo fue realizado en bronce, que es
una aleación de metales. Mirón era un auténtico experto en manejar este
material.
Siglos
más tarde, los romanos, que eran grandes admiradores de la cultura griega,
hicieron copias de muchas de sus obras más importantes, entre ellas varias
réplicas del Discóbolo. La de la imagen se conoce como Discóbolo Lancellotti y
está considerada la más exacta a la original. Se hizo en el siglo II d. C y fue
realizada en mármol. La auténtica desapareció y sólo se conservan las copias.
Los primeros Juegos Olímpicos
Los
griegos adoraban a diferentes dioses. El más importante de todos era Zeus
quien, según ellos, vivía en el monte Olimpo junto a otros dioses
poderosos.
El
pueblo hacía muchos rituales y fiestas en honor de sus divinidades. En
concreto, para honrar a Zeus, nacieron los Juegos Olímpicos, celebraciones
deportivas que tenían lugar cada cuatro años en la ciudad de Olimpia.
Los
primeros datan del año 776 a.C. y pronto se convirtieron en la fiesta más
prestigiosa y multitudinaria. Los Juegos duraban cinco días y en ellos
competían los mejores deportistas venidos de todas partes de Grecia. Sólo
podían participar hombres que desde niños entrenaban muy duro para conseguir
algún día estar entre los mejores.
Al igual que hoy en día, había muchas modalidades deportivas. Una de las más importantes era el pentatlón, que comprendía cinco pruebas: salto de longitud, lanzamiento de jabalina, carreras de velocidad, lanzamiento de disco y lucha.
Convertirse
en ganador de una prueba olímpica era crucial para los deportistas, pues a
partir de ese momento, alcanzaban la gloria. El premio consistía en una
sencilla corona hecha con ramas de laurel pero lo más gratificante era que se
convertían en auténticos héroes. A partir de ese momento dejaban de trabajar
porque el estado les daba todo el dinero que necesitaban para vivir y hasta
tenían derecho a que les hicieran su propia escultura para exhibir en la ciudad
y que todo el mundo pudiese admirarla.
¿Por qué es importante el Discóbolo de Mirón?
No
se conoce la identidad del hombre que esculpió Mirón, pero posiblemente fuera
uno de los grandes deportistas olímpicos de su época.
El
lanzamiento de disco consistía, al igual que en la actualidad, en que varios
competidores lanzaran un disco tratando de alcanzar la mayor distancia posible.
Los discos pesaban entre uno y cinco kilos. Para ser el mejor, había que estar
muy en forma y tener muchos años de entrenamiento.
Los lanzadores tenían que girar su cuerpo, echar el brazo hacia atrás y coger impulso para que el disco saliera disparado con la mayor fuerza de la que eran capaces.
Mirón no representa al lanzador de pie sujetando el disco, ni sentado esperando su turno, ni recibiendo una corona de vencedor. Eligió justo el momento en que el deportista se dobla y está a punto de lanzar el disco usando su máxima potencia. Es como si fuera una fotografía de ese momento exacto. Todo su cuerpo se tensa, se marca su musculatura y se aprecian las venas a través de la piel.
El
artista quiso plasmar el esfuerzo físico y el movimiento. Esto fue muy novedoso
porque hasta ese momento, las esculturas griegas eran como bloques, muy rígidas
y concebidas para ser vistas desde el punto de vista frontal.
Si se observa la siguiente imagen del llamado Kourós de Melos. Se trata de una escultura realizada justo cien años antes que el Discóbolo y es el ejemplo perfecto para ver las diferencias entre una y otra.
Mirón
fue un gran innovador creando una figura llena de realismo, tensión y
dinamismo. Es como si de repente, el escultor se diera cuenta de que
alrededor de la figura había un espacio que se podía conquistar. La escultura
comienza a relacionarse con su entorno, pierde pesadez y gana en elegancia.
El cuerpo humano en la Grecia Clásica
Los
atletas competían totalmente desnudos y untados en aceite de oliva, por eso se
representan así. Esto venía muy bien a los artistas griegos, quienes
consideraban al hombre centro de todas las cosas y el ser más perfecto jamás
creado. Representando el cuerpo humano sin ninguna prenda que lo
cubriera, podían mostrar todos sus conocimientos de anatomía y la idea que
tenían de lo que debía ser un cuerpo proporcionado y bello. Por supuesto, en
sus obras dejaban claro el gran dominio que tenían de la técnica.
La cara del Discóbolo
Se
supone que el lanzador está en un momento de máximo esfuerzo y en
cambio su cara está relajada, como si no sintiera nada. La expresión
facial no se corresponde con ese momento de máxima concentración y esfuerzo de
un deportista en plena competición.
Para
algunos, Mirón no supo trasmitir las emociones en el rostro, pero otros piensan
que fue hecho a propósito porque le interesaba más mostrar la belleza y la
armonía del cuerpo humano que la actividad en sí que el atleta realizaba en ese
momento. Ante todo, la escultura tenía que ser hermosa y serena.
¿Es real la postura del Discóbolo?
Parece
ser que no. Tal y como está colocado, se trata de una postura artificial y no
la correcta para el lanzamiento del disco. Esto se debe a razones estéticas, es
decir, a lo mismo que señalábamos en el apartado anterior: en realidad para
Mirón era más importante mostrar el cuerpo humano en todo su esplendor que
reflejar la técnica precisa y rigurosa de esta modalidad deportiva.
Una
curiosidad: en el año 393 d. C. el emperador Teodosio I el Grande prohibió los
Juegos Olímpicos. Cuando se retomaron en 1896, se estableció que los
lanzadores de disco debían colocarse de la misma manera que el Discóbolo de
Mirón, pensando que era el estilo original de los antiguos lanzadores griegos.
En seguida se dieron cuenta que la postura no permitía el giro completo del
cuerpo y se cambiaron las normas a las que existen en la actualidad.
Para ver un lanzamiento contemporáneo:
¿Por qué se construyó la Estatua de la Libertad?
La Estatua de la Libertad es el monumento más conocido de Nueva York y uno de los más famosos del mundo entero.
El descubrimiento de América
Cristóbal Colón descubrió América en 1492. Poco después, los ingleses llegaron a América del Norte y pronto América se pobló de colonos y empezaron a surgir las primeras ciudades.
Cada
colonia tenía su propio gobierno y su manera particular de vivir, pero no eran
totalmente independientes. Entre otras obligaciones tenían que enviar parte de
la materia prima que producían a Gran Bretaña y pagar impuestos cada vez más
altos por comprar los productos manufacturados (libros, vidrio…) que venían en
barco de la metrópoli.
Llegó
un momento en que las trece colonias americanas se cansaron de aguantar estas y
otras cosas que consideraban injustas, y se pusieron de acuerdo para rebelarse
contra Gran Bretaña
El conflicto acabó en guerra, la Guerra de la Independencia, que empezó en 1775.
Declaración
de Independencia de los Estados Unidos
En
plena guerra, el 4 de julio de 1776, los representantes de las trece
colonias decidieron firmar un documento que puede resumirse así:
“Ingleses,
ya no queremos que mandéis sobre nosotros, así que a partir de ahora somos
libres e independientes. Las trece colonias nos hemos unido para crear un
nuevo país llamado Estados Unidos”.
Inevitablemente, la guerra continuó durante siete años más.
¿Quién ganó la Guerra de la Independencia?
Finalmente las
trece colonias se alzaron con la victoria en 1783. Gran Bretaña, la gran
perdedora, tuvo que aceptar la Declaración de Independencia y admitir que
Estados Unidos era ahora un país nuevo y libre que debía seguir su propio
camino.
Cuando
Estados Unidos nació tenía trece estados. Con el tiempo fue creciendo e
integrando nuevos territorios.
Hoy en día es un país de grandes dimensiones formado por cincuenta estados que cada 4 de Julio celebra su Fiesta Nacional para conmemorar el Día de la Independencia.
Cien años después… ¡Regalo sorpresa!
El 4
de julio de 1876 Estados Unidos cumplía cien años y el pueblo francés, que
lo había ayudado a ganar la guerra, quiso tener un detalle especial con su país
amigo.
Decidió
hacerle un hermoso y espectacular regalo: el monumento llamado La libertad
iluminando al mundo, que en realidad todos conocemos como La Estatua de la
Libertad.
¿A quién se le encargó La Estatua de la Libertad?
El elegido fue el arquitecto y escultor
francés Auguste Bartholdi. Lo primero que hizo fue diseñarla y para ello se
inspiró en El Coloso de Rodas, gran estatua de bronce del siglo III a.
C. El Coloso, que representaba al dios Helios, estaba considerado
como una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo. Desgraciadamente, un
terremoto la derrumbó 66 años después de su construcción.
Después se dedicó a buscar el lugar perfecto para
colocarla: una pequeña isla en el puerto de Nueva York que hoy
conocemos como La Isla de la Libertad.
Bartholdi tenía en mente una idea principal: la
gran dama daría la bienvenida a todos los barcos y sería lo primero que verían
los miles de inmigrantes que llegaban a Estados Unidos huyendo de la pobreza.
¿Qué representa la Estatua de la Libertad?
La Estatua de la Libertad representa
el TRIUNFO DE LA LIBERTAD y de la DEMOCRACIA.
En la cabeza luce una corona con siete picos que simbolizan los siete continentes y los siete océanos del mundo, aunque se dice que también representan los rayos del sol.
Cuando los turistas acuden a la isla a visitarla y miran hacia arriba no pueden verla completa porque el pedestal es demasiado alto. Esto, unido a que las fotos e imágenes de la estatua suelen tomarse desde lejos, hace que casi nadie conozca un dato muy importante: la estatua tiene pies.
Tiene unos enormes pies calzados en sandalias que
asoman bajo la túnica y pisan con firmeza unas cadenas rotas con grilletes.
El escultor quiso, de esta manera, representar
el triunfo de la libertad sobre la tiranía y celebrar la abolición de la
esclavitud, algo que se había conseguido en Estados Unidos hacía muy poco
tiempo (1865).
Una curiosidad: la Estatua de la Libertad
funcionó como faro para guiar a los navegantes que se acercaban a puerto
durante los primeros años de su existencia.
¿Cómo y dónde se construyó La Estatua de la Libertad?
Construirla fue una tarea larga y difícil por su
complejidad y tamaño ¡Pesa 225 toneladas y junto al pedestal mide 93
metros de altura!
Otra curiosidad que pocos conocen: costó tanto
construirla, que Francia pagó la construcción de la estatua y Estados Unidos el
pedestal.
En los dos países hubo una gran movilización y se hicieron un varias actividades para recaudar fondos: loterías, exposiciones de arte, espectáculos, subastas La construcción duró ocho años y se realizó en París.
Una vez terminada, hubo que desmontarla pieza por pieza y meterla en 214 cajas gigantescas que viajaron en barco hasta su lugar de destino, Nueva York, donde la esperaba un pedestal tan grande como ella, situado sobre una base en forma de estrella.
¿De qué material está hecha?
La estatua está construida con planchas de
cobre muy finas que van perfectamente ensambladas, dejando el interior
vacío.
Se diseñó un armazón interior de hierro,
algo así como una columna vertebral que sujeta las láminas de cobre, tal y como
puede verse en la fotografía.
El encargado de ello fue el importante
ingeniero Gustave Eiffel, el mismo que unos años más tarde construyó otro
de los monumentos más famosos del mundo:la torre Eiffel.
¿Por qué es de color verdoso?
Al principio era marrón y ahora no lo es por una
razón puramente científica: cuando el cobre entra en contacto con el
oxígeno del aire sufre una reacción química y se oxida. Al oxidarse, forma
sobre él una capa verdosa llamada pátina.
Muchas esculturas y monedas antiguas fabricadas en cobre o bronce presentan también esta pátina. En estas fotos se pueden observar algunos ejemplos:
La pátina ayuda a que el cobre no se corrompa.
Como no es perjudicial y a todo el mundo le encanta el color actual de la estatua,
se decidió no quitarle el óxido y dejarla tal y como está.
¿Cuándo se inauguró?
La idea era que la estatua estuviera montada en
su lugar el 4 de julio de 1876, justo el día que se cumplían los cien años de
la Independencia de Estados Unidos, pero la obra se retrasó mucho y no llegó a
tiempo.
Finalmente se inauguró el 28 de octubre de
1886 y fue un gran acontecimiento. El regalo se entregó diez años después
de lo acordado
¡Hay que cuidar la Estatua de la Libertad!
Un monumento que pasa todo el año a la intemperie
y en un lugar tan húmedo requiere muchos cuidados para que se mantenga en buen
estado.
Una de las reformas más importantes fue sustituir
el armazón interno por otro de acero inoxidable. También se han añadido
comodidades como calefacción o ascensor en el pedestal.
En cuanto a la antorcha ya no es la misma.
Treinta años después de la inauguración de la estatua el escultor Gutzon
Borglum, autor de las impresionantes esculturas del Monte Rushmore, reformó la
llama de cristal colocando en ella vidrios amarillos. Con esto consiguió
un efecto luminoso más impactante, pero surgió un grave problema: el agua
de la lluvia se filtraba.
En 1986 se sustituyó por otra completamente nueva y mucho más moderna, en la que la llama está recubierta por láminas de oro.
¿Se puede subir a la Estatua de la Libertad?
Sí. Primero
hay que tomar un ferry para ir hasta la isla. Una vez allí, se puede subir al
pedestal, donde hay un mirador y un museo en el que se expone la antigua
antorcha.
Vista desde la corona:
Sin duda la parte más emocionante es subir
los 393 escalones hasta la corona y asomarse a una de las ventanas
que la rodean
El monte Rushmore y la cámara secreta
¿Dónde está el monte Rushmore?
Para contemplar el monte Rushmore hay que viajar a uno de los cincuenta estados que componen Estados Unidos de América: Dakota del Sur.
El
estado de Dakota del Sur está situado en las Grandes Llanuras, por lo que
su paisaje está formado fundamentalmente por inmensas praderas y verdes pastos.
Estas
tierras fueron el hogar durante siglos de las diferentes tribus de indios
americanos sioux, quienes llevaban un estilo de vida basado en la
agricultura, la caza, y la pesca en los hermosos y cristalinos lagos.
Aunque
gran parte del territorio de Dakota del Sur es llano, al oeste existe
una zona montañosa conocida como Black Hills (Colinas Negras).
En
este entorno de escarpadas montañas donde todavía hoy en día hay bisontes,
vivió la tribu sioux de los lakota hasta que en 1876 el
gobierno de Estados Unidos descubrió que por allí había grandes yacimientos de
oro y decidió expulsarla de los terrenos que le pertenecían.
Para
los sioux lakota las Black Hills eran un lugar especial, un lugar sagrado. En
la cima de uno de esos montes que tanto amaban, llamado Rushmore, se construyó
años más tarde el famoso monumento.
¿Cuándo
se esculpió el monte Rushmore?
El
monte Rushmore comenzó a construirse en 1927 y las obras duraron
catorce largos años; esto se debió a que fue muy complejo trabajar la
dura roca de granito y también a que surgieron problemas económicos
que lo retrasaron ¡Se trataba de un proyecto realmente caro!
¿A
quién representan las estatuas?
La
idea era crear un monumento nacional que elogiara la historia de
Estados Unidos y sus ideales democráticos. Para ello se decidió esculpir las
caras de los cuatro presidentes que mejor representaban esos
valores y que más habían contribuido al desarrollo del país.
Los que tuvieron el honor de ser los elegidos fueron, de izquierda a derecha:
Las
obras del monte Rushmore
Se encargó el proyecto a un famoso escultor de la época llamado Gutzom Borglum, quien desde el principio tuvo claro que había que planificar muy bien el trabajo. Esculpir cuatro caras en una montaña tan grande era una tarea muy complicada y sabía que si cometía un error y quitaba grandes pedazos de roca en el sitio equivocado, rectificar sería muy difícil.
Lo
más importante era excavar la gran mole de piedra en los puntos exactos, así que
lo primero que hizo fue realizar varios modelos en yeso de metro y
medio de altura y eligió el que más le gustó. En él tomó todas las medidas
necesarias y marcó minuciosamente los lugares precisos donde había que
perforar.
Después
trasladó esas medidas a una escala doce veces mayor, es decir, a la montaña, y
cuando tuvo todo listo, puso a un gran equipo de personas a
trabajar. A lo largo de los años participaron en la construcción de este
conjunto escultórico unos 400 hombres.
Los
obreros comenzaron por la cabeza de George Washington. Sus condiciones de
trabajo eran durísimas, ya que aunque casi todos eran expertos en cantería y
minería, se pasaban horas colgados de cuerdas y arneses a una altura de
vértigo.
Su labor consistía en ir esculpiendo la piedra con cinceles, martillos, taladros y dinamita con la que reventaban partes concretas de roca mediante explosiones. A pesar de que se tomaban medidas de seguridad, era una labor realmente peligrosa.
Tras
muchos años de trabajo, el resultado fue espectacular. Cada escultura mide
18 metros de altura y para que hacerse una idea, cada nariz tiene más o
menos unos 6 metros de largo. Bueno, a excepción de la de George Washington que
es un poco más larga que las demás.
¡Una
curiosidad interesante!
Borglum quería que las caras de los presidentes transmitieran cierta expresividad. Estuvo un tiempo dándole vueltas a la cabeza y llegó a la conclusión de que tenía proporcionarles un poco de vida a través de los ojos, pero… ¿qué podía hacer?
Como
puede verse en la fotografía superior, tuvo la gran idea de tallar una
columna de granito en la pupilas de tal manera que cuando el sol se
reflejara sobre ellas, crease un juego de luces y sombras que hiciera la mirada
más intensa, más real.
El
monte Rushmore esconde un lugar oculto que muy pocos conocen:
¡una cámara secreta!
Miren
la fotografía de abajo y podrán ver dónde se encuentra. No, no está a la
vista de todo el mundo sino excavada a gran altura, en la montaña que está
justo detrás de los rostros de los presidentes.
Borglum pensaba que para que el monumento quedara perfecto debía tener
una gran inscripción que todo el mundo pudiera leer, algo así como
placa gigante con un texto donde se contaran los nueve acontecimientos clave de
la historia de Estados Unidos.
A
pesar de que su plan era bueno, surgieron varios problemas y no lo pudo llevar
a cabo. En su lugar,decidió construir una cámara secreta.
¡Lo
tenía todo previsto! Sería una gran sala destinada a almacenar importantes
documentos históricos del país, como por ejemplo, la Constitución o la
Declaración de Independencia.
Las obras de la cámara secreta comenzaron al tiempo que se terminaban las caras de los presidentes, pero desgraciadamente Borglum falleció 1941, muy poquito antes de finalizar el colosal proyecto del monte Rushmore.
Su hijo, que había trabajado con él desde el principio, tomó el mando para acabar las obras de todo el conjunto, pero debido a que Estados Unidos entró en la II Guerra Mundial, dejó de recibir dinero para costear la cámara secreta y ésta se quedó para siempre a medio terminar.
La
cámara secreta está cerrada al público porque se encuentra en una zona de la
montaña a gran altura y es peligroso acceder a ella.
¿Se
puede visitar el monte Rushmore?
Actualmente el monte pertenece a
un parque nacional que ofrece diversas actividades para niños y
adultos.
Además
de recorrer el sendero que lleva hasta
los pies del monumento para verlo desde bien cerca, podrán disfrutar de la
naturaleza, participar en talleres donde se enseñan las técnicas
utilizadas para esculpir la montaña, y conocer la historia de la
zona visitando su fantástico museo.
Vídeo que muestra unas imágenes en blanco y negro rodadas durante la construcción del monumento. Se puede comprobar cómo era el complicado y peligroso trabajo de los obreros en las alturas y cómo volaban con dinamita grandes pedazos de roca.