Música clásica para Halloween

Una de las obras de música clásica más apropiadas para la noche de Halloween es 

“La danza macabra” de Camille Saint Saëns.


Existe una vieja leyenda europea, muy cercana en algunos aspectos a la cultura mejicana, que narra el modo en el que, en el día de muertos, la Muerte se levanta del inframundo para danzar y disfrutar a lo largo de  toda la noche con el resto de los fallecidos, a quienes convoca para que salgan de sus tumbas a través de una melodía con su violín. Hombres, mujeres y niños de todas las clases sociales y condición se ven unidos en este acto de hermandad, dictado por lo único seguro que todos tenemos: LA MUERTE.

 


Pues bien, Camille Saint Saëns decide poner música a esta leyenda que estaba muy presente en la literatura francesa y lo hace siguiendo uno de los géneros más en boga en el 

el poema sinfónico y que de una manera breve podríamos definir como una obra de un solo movimiento, normalmente escrita para orquesta en la que partiendo de algún elemento literario se nos narra a través de la música una historia, una leyenda que el público suele conocer antes de escuchar la obra, porque el compositor le pone en antecedentes a partir de un «programa«.

Pero Saint Saëns nos cuenta la leyenda a partir del poema homónimo de Jean Lahor (uno de los seudónimos con los que se conocía al poeta simbolista Henri Cazalis) que toma como programa:

  «Zig y Zig y Zag, la cadencia de la muerte

 

golpeando una tumba con sus talones

 

la  Muerte, a media noche, toca una danza

 

Zig y zig y zag en el violin… se oyen crujor los huesos de los danzarines…

 

Pero ¡chiss! De repente abandonan el corro

 

se empujan, huyen, ha cantado el gallo»

 

 

Ya tenemos la historia pero, ¿cómo se puede narrar esto con música? Pues muy sencillo, a través de eso que tan bien utilizará Wagner y que se conoce como leit motiv, motivos conductores o ideas fijas para Berlioz que vienen a ser, explicado de una manera muy simplificada, la asociación de una melodía, de un tema o de una secuencia corta a determinado personaje, objeto o situación de la acción. En esta obra La muerte será representada por el primer violín, el gallo serán los notas picadas del oboe, los esqueletos bailando desenfrenadamente y chocando sus cuerpos serán los xilófonos… Mucho mejor si  lo voy contando y lo vamos escuchando a través de un minutaje.

La primera versión, que  propone este blog, y sobre la que está planteado el minutaje es la estupenda interpretación que hace la Joven Orquesta de Venezuela dirigidos por Gustavo Dudamel.

 Medianoche


Estamos en un cementerio, el viento golpea contra las lápidas. Es medianoche y el reloj comienzan a sonar. Escuchamos las doce campanadas en el arpa. Las cuatro primeras, apenas perceptibles, corren a cargo del arpa sola, después se le unirá la cuerda para finalizar, las cuatro últimas, nuevamente el arpa sola.

La muerte llama al baile


 La muerte, que será representada a lo largo de toda la obra por el violín primero, está alerta, ha llegado su momento y en el minuto 0’22 la vamos a escuchar por primera vez. Una aparición en la que podemos discernir su sarcasmo, el violín suena como si lo estuviesen afinando, aunque en realidad lo que Saint Saëns nos presenta es un tema creado a partir de un intervalo que ha dado mucho que hablar a lo largo de la historia de la música, en la Edad Media estaba prohibido y era conocido como diabolus in musica.

 

Con él el violín de la muerte, acaba de dar la señal del comienzo de este baile prohibido, en el que, como si de una ronda se tratase, todos muertos están invitados.

  Primeros invitados

 A continuación escuchamos el tema principal de esta danza macabra tocado por las flautas (min 0’29). Son los primeros invitados que han llegado al baile, a los que rápidamente se une la cuerda (min 0’36). Los muertos que han salido de sus tumbas y bailan en respuesta a la invitación de la muerte. Como veremos va ser ella, con su papel preponderante, la que guíe esta danza. Así, tras esa cuerda interpretando el tema principal  aparece otra vez la muerte con un segundo tema, mucho más melancólico y con ritmo de vals (min 0’43).

 


Se unen invitados a la danza

  A partir de aquí la música va tomando cada vez más fuerza, cada vez más invitados se están congregando en esta ronda. Los escucharemos, nos los imaginaremos observando como esos dos temas que acabamos de presentar van pasando por los distintos instrumentos y familias de la orquesta.

 


La muerte  baila con sus invitados.

El ímpetu de los bailarines llega a tal punto, que los esqueletos de los muertos chocan unos con otros. Se percibe claramente en 1’45, pues los huesos de los muertos, ese  crujir de los huesos de los danzarines…  que decía el poema están asociados a la melodía interpretada en el xilófono.

Una asociación que parece gustar a Saint Saëns y que también nos la presenta en la duodécima pieza del Carnaval de los animales. Aunque realmente en el Carnaval lo que escuchamos es cómo, el más sarcástico de los compositores, se ríe de sí mismo.

 La danza se vuelve cada vez más y más intensa.

 La obra a partir de aquí será desarrollada de manera brillante en fugato. Saint Saëns sabrá utilizar y regular todos estos ingredientes, además de otras muchas referencias como viento que suena a través de las cuerdas (min 3’20), una parodia al Dies Irae… hasta la apoteosis final, el baile desenfrenado que encontramos a partir del minuto 5. 00.


Tras el canto del gallo la danza vuelve la calma.

 

De repente como reza el poema llega la calma, los muertos abandonan el corro, vuelven a su tumba, se empujan. Se trata de una huida en toda regla, hay que volver rápidamente, de ahí esas escalas descendentes que escuchamos. En la avalancha  unos chocan con otros, se empujan, huyen… pero de repente llega la calma. Nos la trae el oboe (min. 6’00) que con sus notas picadas representan el canto del gallo. Y tras él, con todos los muertos volviendo a sus tumbas, escuchamos por última  interpretar a la muerte (el violín) su melodía.

La fiesta ha acabado.

A continuación se muestra un corto animado que tiene esta obra como banda sonora y que será una buena manera de presentársela a los estudiantes.

Una aclaración antes de continuar con el post de hoy:

Este blog desea especificar que, aunque en los créditos finales se le otorga la autoría a Liszt, la obra es de Saint Saëns. El error probablemente se deba a que Franz Liszt, padre del poema sinfónico como género, era un enamorado de esta obra e hizo una transcripción para piano. Pero es un error, la obra es de Camille Saint Saëns.

 

Continuamos este especial de Halloween con una de las  más terroríficas obras de la música clásica: 

 

UNA NOCHE EN EL MONTE PELADO   de  MODEST MUSSORGSKI.

 

Night on Bald Mountain (Una noche en el monte pelado)  tiene todos los ingredientes para que no dejar indiferente, pues en ella, en esa representación del mal que Disney quiso hacer con el poema sinfónico de Mussorgski como telón de fondo, probablemente nos encontremos con uno de los villanos más grandes, malvados y terroríficos de toda la historia de Disney:  Chernobog, el dios negro eslavo, el demonio alado.


Ese demonio que al caer la noche, en la cima del Monte Pelado se transforma, despliega sus alas y cubre de sombra el pueblo dormido para invocar demonios y almas desde su posición privilegiada en lo alto del Monte Pelado.


 Y, ¿por qué los responsables de Fantasía eligieron esta obra para representar el mundo demoniaco? Seguro que si contamos un poquito sobre ella se entenderá perfectamente.

Todo comenzó cuando Modest Mussorgski contaba 19 años de edad y, al leer un relato de Nikolái Gógol (La Noche de San Juan ) se sintió fascinado.  Aunque parece que el impulso definitivo lo obtuvo en 1866 gracias a un escrito perteneciente al libro Brujerías del escritor ruso Khotinsky en el que se reflejaba el proceder de los aquelarres de bruja a partir del testimonio dado por una condenada confesa en el siglo XVI.


 Una música en la que Mussorgski buscó con gran realismo representar con sonidos ese mundo satánico, de aquelarres y demonios que tanto le fascinaba y obsesionaba. De ahí que esta música silbante, terrorífica, grotesca en ocasiones, mágica por momentos y llena de audaces armonías fuese considerada  perfecta para representar el mal en la versión de Disney.

Una noche en el Monte Pelado corre a cargo de la Filarmónica de Berlín con Claudio Abbado en la dirección. 



Otra obra apropiada para musicar el espíritu de Halloween que empieza invadirnos sería:

LA DANZA DE LAS BRUJAS, DE NICCOLÒ PAGANINI.




Le Streghe traducido al castellano como La danza de las brujas, una obra que nos lleva a un apartado bosque de Italia en donde cada 31 de octubre se reunen brujas venidas de todas las partes del mundo... 

El Nogal de Benevento, lugar de encuentro de brujas. 


Es muy normal que en las obras que están compuestas como tema y variaciones el tema no sea propio del compositor sino que lo tome prestado de otro -si recuerdan, Britten  lo había tomado de Purcell-. El tema de esta Danza de las brujas no es de Paganini, sino que decidió tomarlo de un ballet títulado El Nogal de Benevento de Franz Xaver Süssmayr, compositor poco conocido en este momento, clarinetista y alumno de Mozart


Durante muchos siglos las brujas se solían reunir algunas noches al año para adorar al demonio.

Uno de sus bosques preferidos para realizar este tipo de reuniones se encontraba en una pequeña ciudad de Italia de nombre Benevento. Allí acudían brujas de toda Europa a celebrar sus rituales satánicos alrededor de un nogal,  El Nogal de Benevento.

El tema con el que abre La danza de las brujas y que va a utilizar Paganini como base cada una de las variaciones es precisamente el momento en el que las brujas de este ballet de Franz Xaver Süssmayr entran en el escenario.

Sigue una versión para violín y orquesta de La danza de las Brujas de Niccolò Paganini. Aunque es de 1970  este blog considera que merece la pena. Disfrútenla. Interpreta Ruggiero Ricci al violín con la Orquesta Sinfónica de la RAI bajo la dirección de Piero Bellugi:


 

Por último, un corto vídeo con un fragmento de la obra con el texto en minutaje.