Fruta, el mejor regalo

 


Desde hace mucho tiempo se dice que la fruta japonesa es deliciosa pero cara. Hay incluso quienes piden que se comercialice a un precio menor, dado que no importa que no tenga la forma perfecta. En esta ocasión, presentamos algunos aspectos que marcan la diferencia entre la producción de fruta en occidente y en Japón, donde existe una larga tradición de ofrecerla como obsequio.

La fruta, ¿una joya?

Existen grandes diferencias entre las fruterías de Japón y la manera en la que se comercializa la fruta al peso en el extranjero. En el archipiélago nipón, por ejemplo, hay comercios con una larga historia de venta de fruta de primera calidad que exhiben en sus escaparates sus productos protegidos por una malla de espuma y concebidos para ser ofrecidos como regalo. Además, no resulta raro encontrar sandías con forma triangular o de corazón. Las personas que proceden de otros países se preguntan, sorprendidas, por qué la fruta es tan cara en Japón.

Un racimo de 800 gramos de uvas fue comprado por 550 mil yenes  en una subasta realizada en la prefectura de Ishikawa. El Japan Times publicó que el racimo de la variedad Ruby Roman que contaba con 30 uvas fue adquirido por el chef Masayuki Hirai del Hotel Nikko Kanazawa, donde el fruto sería consumido como postre en los siguientes días

350 mil yenes pagó  una gran empresa  por una sandía Densuke.


En el barrio tokiota de Nihonbashi se ubica el primer establecimiento de las fruterías Senbikiya  cuya belleza no dista de la que se puede apreciar al entrar en una joyería. Allí encontramos melones cantalupos –musk melon en japonés– comparables al jade y que desprenden una fragancia digna de su nombre (musk significa "almizcle"); su precio oscila entre los 14.000 y los 21.600 yenes la pieza. Además, se venden uvas de la variedad Seto Giants, brillantes como las esmeraldas, a 12.960 yenes por racimo. Tanto el brillo como el precio son equiparables al de una piedra preciosa.

La uva más cara del mundo es japonesa y se llama Ruby Roman. Se cultiva en la prefectura de Ishikawa (Isla de Honshu) y se han llegado a pagar más de 9.000 euros por un racimo, cada uva tiene el tamaño de una pelota de ping-pong. De esta variedad de uva sólo se generan 2.400 racimos al año y los más económicos pueden comprarse por unos 800 euros. Cada racimo tiene 30 uvas, ni una más ni una menos y cada uva pesa 20 gramos, tienen como mínimo un 18% de azúcar y bajos niveles de acidez.

Diversos tipos de uva en Senbiki-ya.

La fruta, un dulce jugoso

Desde tiempos antiguos, en la cocina tradicional conocida como kaiseki ryōri, la fruta se denomina mizugashi –dulce jugoso– y se la considera como un dulce; en esta categoría destacan frutas jugosas como el melocotón, la pera, la uva y el caqui por su peculiar aroma dulce. Por otra parte, desde los primeros años del período Edo, existe  la costumbre de regalar fruta   de primera calidad para celebrar el paso de las estaciones: el ochūgen, a mediados de año, y el oseibo, en diciembre.

Hasta entrar en el período de crecimiento acelerado en Japón, la fruta se concebía como un artículo de lujo que se consumía en ocasiones especiales; sin embargo, en los últimos años la occidentalización de los hábitos alimentarios la ha convertido en producto necesario que engalana la mesa. Con todo, según datos del Ministerio nipón de Agricultura, Silvicultura y Pesca recabados en 2011, el consumo de fruta por habitante fue de 149 kilogramos en Italia y de 116,1 kg en Francia, mientras que en Japón se situó en 50,9 kilos, un escaso 50 % con respecto a las naciones europeas.

Un producto necesario para el consumo de vitaminas y agua en Europa

El investigador japonés Sasaki Shigeyuki, de Takasago Internacional Corporation, afirmó en 2008 que en los países europeos abunda el agua calcárea, no apta para el consumo, y que a lo largo de su historia fueron escasos los cultivos que se convirtieron en fuente de vitaminas, motivo por el cual la fruta, rica en agua, minerales y vitaminas, pasó a ser considerada un producto necesario para la vida diaria.

"En occidente no existe la costumbre de regalar fruta de primera calidad, dado que el concepto que se tiene de la fruta en términos culturales difiere de la visión de Japón", explica Higashino Akihiro, del Ministerio japonés de Agricultura, Silvicultura y Pesca. En el caso de los monocultivos, la producción occidental se centra en un producto y se lleva a cabo en terrenos relativamente extensos y en grandes cantidades. Cuando la cosecha se destina a la elaboración de vino o de conservas como la mermelada y los frutos secos, no se otorga tanta importancia al aspecto. De este modo, en 2010 la extensión de los terrenos dedicados al cultivo de fruta en Francia era de unas 29 hectáreas, si bien recientemente son cada vez más explotaciones de gran envergadura que superan las 100 hectáreas.

Por el contrario, el territorio nacional de Japón es estrecho y alargado, y cerca del 80 % del terreno lo ocupan montañas. En el año fiscal 2010, la superficie media empleada por una entidad de explotación agrícola fue de 2,2 hectáreas; y el 85 % del cultivo de árboles frutales, una tarea laboriosa, se realizaba en terrenos de menos de 2 hectáreas. En el cultivo de frutas es necesario, en muchas ocasiones, emplear técnicas avanzadas para realizar labores difíciles con la ayuda de máquinas y para la poda, de ahí que se trate de una actividad intensa. Entre los productores japoneses dedicados al sector frutícola abundan las explotaciones familiares de pequeño tamaño; por consiguiente, si se quiere aumentar la rentabilidad, a la fuerza se invierte tiempo en cultivar productos de buen aspecto y sabor y alto precio. Por ejemplo, en el caso de los melones cantalupos, su aroma se potencia gracias a que se trabaja para dejar sólo una pieza por planta y poder concentrarse así en el cuidado de ésta. La humedad característica de la lluvia por la que se caracteriza el clima de Japón se traduce también en un agua de buena calidad, de ahí que la fruta haya pasado a considerarse más bien como un pequeño placer.

De postre, fruta

No obstante, hay quienes consideran que no es necesario gastar tanto dinero para consumir fruta, así como a quienes no les importa que la fruta tenga buena forma y por lo tanto desean que su precio sea más bajo.


La costumbre de regalar fruta

Un ochūgen envuelto con noshi y con el lazo mizuhiki.


En Japón es común mostrar agradecimiento a las personas que nos han ayudado con un regalo: a mediados de año en verano (ochūgen) o al acercarse el final del año (oseibo). Ofrecer y recibir regalos es una costumbre japonesa conocida como zōtō, y sirve para mejorar las relaciones sociales. Las diferentes formas en las que se realiza esta práctica forma parte de la cultura japonesa.

 

El ochūgen en verano y el oseibo en invierno, momentos para mostrar agradecimiento



A menudo hay sentimientos que no podemos expresar suficientemente con palabras. En esos casos utilizamos obsequios para mostrarlos. Ya sea en un cumpleaños o en Navidad, en todo el mundo los regalos son parte de estas ceremonias. Pero en Japón, a diferencia de otros países del mundo, la práctica de ofrecer regalos es más frecuente y en cierta manera parte de la cultura del país. Los japoneses suelen ofrecer a los familiares, amigos o compañeros de negocios que los ayudan en la vida cotidiana regalos en dos ocasiones a lo largo del año: el ochūgen en verano, y el oseibo en invierno.

"Ofreciendo un regalo", Ukiyo-e, "Genji monogatari", Murasaki Shikibu

El origen del ochūgen está en un festival chino que tenía lugar el 15 de julio, en pleno verano, y que se asoció con la festividad japonesa del obon para recordar a los antepasados, estableciéndose como una ocasión que se aprovecha para intercambiar regalos con los amigos y vecinos. A partir de los años que siguieron al 1600 los comerciantes comenzaron a ofrecer regalos de agradecimiento a sus clientes, y con el tiempo más que ser una ocasión para recordar a los parientes y antepasados, esta celebración pasó a ser un momento para ofrecer regalos a las personas que eran importantes para el negocio o a los jefes.


 Al ser la fruta un artículo de lujo, es visto como un símbolo de estatus y regalarla  es considerado algo de buen gusto, por eso, junto con el saake, es el regalo más estimado,
32400 JPY


El oseibo, por otra parte, tienen su origen en la costumbre de llevar regalos a la rama principal de la familia o a maestros de las artes que practican como parte de los preparativos para el Año Nuevo. Con el paso de los siglos esta costumbre ha evolucionado hasta convertirse en una expresión de gratitud hacia las personas importantes en la vida y los negocios del que obsequia, que devuelve así los favores recibidos a lo largo del año.


Los regalos se entregan con ambas manos

Furoshiki





Generalmente el período para obsequiar el ochūgen varía según la región, pero suele abarcar entre comienzos de julio y mediados de agosto. El oseibo, por otra parte, se entrega entre mediados y finales de diciembre. En estos períodos los grandes almacenes y supermercados preparan puestos especiales con distintos regalos. Cada familia suele hacer entre dos y tres regalos de media en cada período. Antes era común entregar los regalos en persona o hacerlos enviar por el gran almacén en el que se había adquirido, pero últimamente están extendiéndose otras opciones como el envío gratuito que ofrecen los grandes almacenes más lujosos, el envío a través de Internet, o la distribución por parte el supermercado cercano a distintos destinatarios.

Pasaron 3 años para obtener una sandía en forma de corazón. Las frutas de formas caprichosas son frutas destinadas a la contemplación y no a la degustación, como las flores.

No sólo se da un regalo en ocasiones especiales sino en el día a día, por ejemplo, cuando se visita a un amigo no se debe llegar con las manos vacías. En general, los japoneses adoran las frutas de lujo, al tratarse de un regalo especialmente apreciado y sobre todo, la fruta de estación.

La fruta que se utiliza para regalar no tiene nada de común, son frutas que deben
ser perfectas en sabor, imagen, tamaño y nutrientes. Su producción
sigue estrictas reglas y absoluta dedicación por parte de los agricu
ltores
para obtener el resultado deseado.


La cultura de regalar y de devolver el gesto

Entre los distintos regalos que se dan en Japón en todo el año, están los que se entregan en fechas concretas como el otoshidama de Año Nuevo, el ochūgen, el oseibo, la Navidad, San Valentín, y otros regalos no conectados con fechas concretas como los del nacimiento de un bebé, el de shichi-go-san, el que se entrega tras ingresar en las escuelas o al graduarse, el que reciben los que cumplen la mayoría de edad a los 20 años, el regalo de boda, el regalo para felicitar al que ha aprobado el examen de ingreso en la universidad o a aquellos que han comprado o construido su casa, o se han mudado a un nuevo lugar, entre otros eventos.

Cuando un japonés compra o construye una nueva casa, es tradición ayudar con un pequeño detalle.


Cuando un japonés se muda a un nuevo piso, es tradición presentarse a sus vecinos más cercanos y darles un pequeño detalle.


Por otra parte, también están los regalos que se llevan a los que han sufrido una enfermedad o un desastre (mimai), a aquellos que han perdido a un ser querido (kōden), etc. Hay ocasiones en las que se regala dinero, flores u objetos, todo depende de la intención y de la relación que se tenga con la persona a la que se entrega el obsequio.

La costumbre de traer souvenirs (omiyage) de cada viaje está también muy extendida. Cuando una persona viaja, ya sea por placer o por motivos de trabajo, suele traer de vuelta productos típicos del lugar para entregarlos a amigos y compañeros de trabajo. Cuando se visita a familiares y conocidos también se suelen llevar dulces (kashiori) u otros regalos.

Noshibukuro

Por otra parte, tras recibir un regalo es común también devolver el gesto. Los novios suelen entregar a los invitados que acuden a la boda el hikidemono (envoltorio)  y el kinpuu (sobre):
El hikidemono es un tipo de pañuelo o papel de color blanco y rojo, donde se envuelven los regalos que se entregan en ceremonias, especialmente bodas. Hay más de 500 pliegues diferentes y están
 decorados con Mizuhiki. Dependiendo de la situación o de la importancia de la ocasión, la gente entrega, asimismo un sobre con una decoración especial, llamado kinpū, que, además de la firma y un mensaje, se llena con Okane (dinero) como es el caso del  Noshibukuro, que es específicamente para entrega en funerales. Esto se entrega a la familia del difunto como una forma de ayudar con los costos de la ceremonia y la cremación.

hikidemono, cada invitado vuelve a casa
con la bolsa y los regalos exclusivos para él
Arriba y abajo, algunos ejemplos de hikidemono


 

En la tradición japonesa, cuando se recibe un Hikidemono, no debe abrirse delante de la persona que lo dio, ya que esto se considera una falta de respeto y una mala educación. 

Los alimentos, el regalo más común

El regalo más popular es, sin duda, la cerveza. También son comunes el café y otras bebidas, las frutas y los dulces, productos del mar frescos del lugar, o cupones de compra, entre otras cosas. 



La razón de que se regalen alimentos es que es poco probable que la persona que los recibe los considere un regalo de mal gusto. Además, como son consumidos, no se convierten en una carga ni un objeto más en la casa de la persona que los recibe. Respecto al dinero que se suele gastar en cada regalo, dependiendo de la edad de la persona que lo recibe y nuestra amistad con ella, se suelen utilizar entre 3.000 y 5.000 yenes. Por otra parte, en los últimos 2 ó 3 años han comenzado a proliferar los regalos de productos relacionados con la salud.

Uno de los regalos más comunes en Japón es la fruta “de lujo” preparada para regalo y, entre las tiendan que la venden, destaca, por encima de todos Senbikiya, un establecimiento con 180 años de historia especializado en la venta de fruta de alta calidad que es especialmente cultivada produciendo sólo una fruta por planta. Después de que fueran contratados por la Casa Imperial, sus productos se volvieron muy populares como regalos en el mercado, y a pesar de que alcanzan un alto precio que ronda entre los 10.000 y los 20.000 yenes por pieza, los melones siguen siendo uno de los artículos más vendidos, llegando a representar un 20 % de las ventas anuales de esta empresa.

Las frutas más caras…

Las frutas por las que se pagan cantidades astronómicas son las frutas llamadas “hashiri”, que son siempre las primeras frutas de la temporada y las que tienen mejor sabor. En Japón la compra y consumo de fruta está ligada a costumbres sociales y culturales. La fruta tiene un valor especial, se considera un artículo de lujo y tiene una función ritual en la costumbre japonesa de dar regalos:

Meron, melón.

Los melones Yubari son los más caros del mundo. Los primeros ejemplares de la temporada llegan a venderse en subasta por sumas astronómicas. En 2019 se llegaron a pagar más de 40.000 euros por una pareja de melones.


Ichigo, fresa.

Las fresas “Bijin Hime” (que en japonés significa princesa hermosa), son unas fresas de tamaño considerable y una sola unidad puede costar, como mínimo,  400 euros. Estas fresas tardan un mes y medio en crecer, tienen el tamaño de una pelota de tenis y solo se producen 500 unidades al año. Detrás del precio también se esconden los 16 años de ensayo y error que han tardado sus productores en alcanzar la perfección. Su tamaño es el de una pelota de tenis.


Otras fresas también muy apreciadas son las Sembikiya Queen. Se venden en docenas y tienen un precio de unos 80 euros la caja. Todas tienen una forma perfecta.



Mango.

Los mangos de la variedad Taiyo no Tamago (que significa “huevo de sol” en japonés) son otra de las frutas más apreciadas. Se cultivan en la prefectura de Miyazaki. Se han llegado a pagar más de 3.000 euros por una pareja de mangos. Cada ejemplar pesa un mínimo de 350 gramos y son muy dulces y jugosos.



La sandía Densuke se cultiva en la región de Toma-cho (Hokkaido). Por las primeras sandías de la temporada se llegan a pagar más de 4.000 euros la unidad. La producción anual no supera los 10.000 ejemplares y pesan entre 7 y 11 kilos. Su corteza es de color negro brillante, muy lisa, sin manchas ni rayas, perfectamente redondas y su pulpa es de un intenso color rojo y muy dulce. 



Las sandías cuadradas son muy apreciadas en Japón. Se cultivan en la prefectura de Kagawa, en la isla de Shikoku. Para conseguir su forma cuadrada se colocan en unas cajas de vidrio cuadradas cuando empiezan a crecer. Hay que anotar que por dentro son idénticas a las sandías convencionales. Uno de los motivos de hacerlas cuadradas es para encajarlas mejor en las neveras…


Ringo, manzana.

La manzana Sekai Ichi es conocida como la mejor manzana del mundo. Cada una pesa un kilo y cuesta unos 500 JPY la pieza. Es un cruce de dos variedades (Red Delicious y Golden Delicious). Su circunferencia mide un mínimo de 30 cm. 

 

La variedad más consumida en Japón es la Fuji. Son dulces, crujientes y se conservan bien (se dice que puede conservarse hasta un año en la nevera). La manzana Fuji se cultiva sobre todo en la prefectura de Aomori y en la ciudad de Hirosaki se puede visitar el “Hirosaki apple park” donde hay 1.300 manzanos con más de 60 variedades y los visitantes pueden participar de la experiencia de la recolección. 

Sakuranbo, cereza.

Cerezas. Aunque Japón es el paraíso de los cerezos, pocos de estos dan frutos comestibles. Sólo la variedad Satonishiki da cerezas pequeñas y rojas y se cultiva en Japón desde el siglo XIX. Su temporada es a principios del verano y la producción se concentra en la prefectura de Yamagata.

Cajas de madera de  cerezas sakuranbo de la prefectura de Yamagata. La caja de la derecha tiene 40 cerezas, todas del mismo tamaño, alineadas en filas perfectas por la asombrosa cantidad de 21,525 JPY

La que encabeza este post es una cereza satonishiki que puede verse aquí en una tarta de queso.





Momo

Melocotón. Es una fruta muy apreciada. Son muy grandes, redondos, de carne blanca y muy jugosa. Suelen comerse pelados y cortados. Esta fruta se cultiva para el mercado de fruta de lujo y también para el consumo normal. Su temporada es en verano. Se introdujeron desde China durante el periodo Yayoi (300 BC a 300 DC). Los principales productores están en las prefecturas de Yamanashi y Fukushima.

A la izquierda, melocotones blancos, a 3.780 yenes la pieza. En el centro, melocotones de la variedad Egg. A la derecha, melocotones cultivados al aire libre.
Mikan

Cítrico japonés. Parece una mezcla entre mandarina y naranja. Su piel es muy fácil de pelar y no tienen pepitas. Se introdujo desde China hace más de 400 años. Su temporada es de octubre a enero. Los mayores productores de Mikan en Japón son las prefecturas de Ehime y Wakayama.


Kaki

Es una de las frutas favoritas de otoño de los japoneses. Se pelan y se comen cortados, como las manzanas o se dejan secar como los higos (en este caso se llama hoshigaki). La temporada del kaki es en otoño e invierno. Esta fruta se trajo de la China y empezó a cultivarse en Japón a partir del siglo VII.


 

Nashi

Pera japonesa. Es más grande que nuestras peras y tiene una forma redonda. Son crujientes y de sabor dulce y suave. Normalmente se comen sin la piel pero podrían comerse tal cual, sin pelar. Esta fruta es originaria de China y empezó a cultivarse en japón a finales del período Edo. Suelen comerse en ocasiones especiales u ofrecerse como regalo. Su temporada empieza a finales de verano. Las peras “occidentales” también se encuentran en Japón y se llaman “yonashi”.



Ume

Aunque se les llama ciruelas japonesas en realidad botánicamente son una variedad de albaricoque. Su temporada es al principio del verano. Raramente se consumen crudas, suelen comerse encurtidas (umeboshi) acompañadas con arroz blanco. También se utilizan para hacer bebidas como el umeshu. Las frutas de mayor calidad provienen de la prefectura de Wakayama. El umeboshi es uno de los ingredientes básicos de la macrobiótica y se le atribuyen muchas propiedades medicinales.




Ichijiku, higo.

Higos. Se comen normalmente pelados y crudos o bien se dejan secar. La temporada del higo empieza a finales de verano. Fueron introducidos desde China sobre el 1.600. La mayoría de higos en Japón son de la variedad llamada Masui Dauphine. Se les puso este nombre por ser el sr. Masui quien empezó el cultivo de esta variedad de higos de tamaño considerable y sabor delicioso, en el siglo XIX.








Senbikiya



Una de las tiendas en Tokio donde se vende esta fruta de lujo es Sembikiya, que es la frutería más antigua de Japón, desde 1834 se dedica al negocio de la fruta. En la actualidad Sembikiya vende fruta de lujo por todo Japón. Su tienda insignia en Tokio tiene 30 empleados y cuando se miran sus escaparates, vitrinas y se respira el ambiente de la tienda, parece más una joyería que una tienda de fruta.



El 98 % de las ventas de Senbiki-ya, que lleva 182 años ofreciendo sus servicios, corresponden a obsequios, cuyo requisito mínimo es que, además de un buen sabor, tengan un buen aspecto. Su cartera de clientes es diversa: organismos públicos, firmas comerciales, bancos, personas dedicadas a la ingeniería civil y la arquitectura... Cuentan incluso que tienen un cliente de Oriente Medio que llega mensualmente en su jet privado para comprar la fruta de temporada, tras haber recibido un melón cantalupo como regalo de parte de un japonés.





Ōshima Ushio, responsable de la División de Planificación y Desarrollo de Senbiki-ya, afirma con orgullo que la fruta de Japón es, sin duda alguna, la mejor del mundo en calidad y sabor.


"Compramos fruta también en el Mercado Central Metropolitano de Tokio de Venta al por mayor, pero la forma de comprarla es diferente de la de Senbiki-ya", afirma Hashimoto Yoshihei, que regenta con su familia una frutería, que abrieron sus abuelos, en las inmediaciones de la estación de Zushi, a una hora en tren al sur de Tokio. "Nosotros compramos una caja de fruta en buen estado, pero Senbiki-ya encarga una caja de selección a un productor mediano de entre una treintena de cajas", explica el comerciante, de 73 años.

Hashimoto Yoshihei y su esposa en su establecimiento, que lleva 101 años ofreciendo fruta para regalar

La fruta fresca de temporada es un regalo propio de cada estación. Sin embargo, es posible que los productos que ofrece un comercio de larga tradición como Senbiki-ya, envueltos en un pañuelo de seda y guardados en una caja de madera, desempeñen un papel diferente del de las frutas que se sirven a diario en los hogares japoneses.

Frutería Sembikiya con sus magníficos candelabros con incrustaciones de Swarovski.

La época en la que más familias samuráis se mudaron a Edo fue la razón por la que la ciudad alguna vez fue llamada “Edo, la ciudad del millón de personas”; en su apogeo, se dice que la población era de 1,2 millones. Una población de 1,2 millones significaba que Edo era una de las ciudades más pobladas del mundo en ese momento en comparación con Londres (alrededor de 800.000) o París (alrededor de 500.000) en 1801.

                                   Sembikiya en el período Edo

En el período Edo, el área de Nihonbashi cobró mucha vida a medida que llegaba una amplia variedad de productos a través del Gokaido y canales de otras partes de Japón y a través de ríos de la región de Kanto. El mercado de pescado que estaba ubicado en la actual zona de Nihonbashi sustentaba la dieta de la gente de Edo y Tokio durante más de 300 años; en particular, se desarrolló mucho más en el siglo XVIII. Y, en esta época y este lugar, nació Sembikiya.

Las cincuenta y tres estaciones del Tokaido Nihombashi Asanokei (Vista de la mañana de Nihombashi)

 

El Nihonbashi actual se ha convertido en un distrito con gente, bienes y negocios, donde empresas establecidas desde hace más de 100 años tienen su sede una al lado de otra en el área. En Japón, alrededor de 100.000 empresas establecidas desde hace más de 100 años operan en el mercado. Muchas empresas, entre ellas Sembikiya, establecidas desde hace mucho tiempo están activas en Japón porque se valora especialmente la tradición. 



La tradición no se ha conservado intacta al c pasar de una generación a otra; se ha utilizado para investigación y desarrollo de acuerdo con los tiempos y se ha transformado en un nuevo producto o tecnología. Lo mismo ocurre con Sembikiya. La empresa comenzó como vendedora de frutas y luego se diversificó hacia operaciones agrícolas, mejoras de cría, pastelerías, fruterías (cafés de frutas) y restaurantes.










Todas las frutas de este post son de la frutería Sembikiya.

1 EUR equivale a 158,18 JPY